Una catástrofe que puede generar en la Argentina tan sólo efectos indirectos. En este concepto se resume la opinión de los analistas consultados por LA GACETA acerca del impacto que puede llegar a tener en el rumbo económico nacional la caída de la actividad de Japón. Y, en este aspecto, coinciden en que habrá dos efectos colaterales de coyuntura: una mayor aversión al riesgo (con un golpe más crítico en los países emergentes) y la consecuente caída de los precios de las materias primas, por el clima de inestabilidad que el fenómeno ha causado en los mercados mundiales. Claro que, pasado un tiempo, el mercado volverá a la normalidad, vaticinan.
En el orden doméstico, exportadores y productores relevarán permanentemente la situación que ofrece el mercado mundial, y en especial lo que ocurra en Japón, que se ubica como el mayor importador mundial de maíz.
El mercado nipón además es el tercer comprador en el mundo de soja y es el cuarto importador internacional de trigo. Durante la última semana, el precio de los commodities registró bajas considerables que puso nerviosos a los operadores.
Tras el terremoto que afectó a gran parte del territorio japonés, la industria forrajera nipona registra severos daños para una economía que se muestra como una de las mayores demandantes mundiales de cereales y oleaginosos. E mercado de granos exhibe una rotación activa de sus tenedores, con fuertes variaciones en sus compras y ventas, que exhiben el nerviosismo que muestra el segmento de la comercialización de los commodities agrícolas. Según Dante Romano, del Centro de Gestión Agropecuario, "en la última semana los fondos especulativos redujeron tanto su posición compradora como la venta de maíz" frente a la situación internacional. "En soja, se incrementó la posición de compra y se redujo la venta" para la oleaginosa, expresó Romano a la agencia DyN.
Las exportaciones argentina a Japón apenas superan los U$S 1.000 millones. El año anterior, la comercialización hacia aquel país se incrementaron entre un 56% y un 60%, según los rubros, respecto de 2009.
Japón es el vigésimo quinto destino de las exportaciones argentinas y el quinto de Asia después de China, India, Malasia y Corea.
La globalización
Las reacciones del mercado internacional fueron de distintas magnitudes, según los sectores. Por caso, la crisis en Japón puso más atención en los mercados externos respecto de la evolución financiera de los países emergentes.
"Directamente, parece que el impacto económico en la Argentina no es muy relevante, porque los vínculos comerciales y financieros con Japón son escasos", dice el economista Federico Muñoz, director de la consultora que lleva su nombre. Sin embargo, reconoció que lo primero que se observó en el mercado es una cierta aversión al riesgo. "Algunos activos financieros fueron perdiendo valor y, obviamente, en este contexto aparecen los argentinos", indica.
A eso, Muñoz le suma el efecto negativo para los commodities. "No obstante, hay que observar si el fenómeno de la caída de precios tendrá consecuencias coyunturales o estructurales. Por eso, es necesario seguir la tendencia de esos precios", evalúa.
Osvaldo Cado, economista de la Universidad Católica Argentina, sostiene -a su vez- que la atención debe focalizarse en cómo la crisis japonesa se va expandiendo a nivel global y luego analizar el impacto en la Argentina. "Naturalmente que ante tanta incertidumbre, los commodities sean los primeros en sentir el impacto", remacra el experto.
Cado afirma -además- que otro fenómeno que puede evidenciarse si se agrava la crisis nipona es un menor ingreso de capitales externos al país. "Y esto golpearía con más fuerza en los mercados en desarrollo, en el que los fundamentals (lineamientos económicos principales de un país) entran a jugar con fuerza, porque no es lo mismo hablar de Argentina que de Chile, Uruguay o Brasil en ese sentido, países que tienen sus variables más controladas", indica.
Por ahora, el impacto del crac japones asoma como un daño colateral a los mercados emergentes.